Por esas cosas del fútbol, a partir del encuentro ante Newell's el rendimiento vino en declive y ante Colón era una importante prueba de fuego, porque se llegaba muy complicado en la lucha por la permanencia. Si bien es cierto que tuvo chances para ganarlo, hubo conformismo con la actuación, porque se estuvo "a la altura".

Es así como el Tate volvió a salir airoso ante su clásico rival, con el que no pierde hace 10 encuentros. Entendió cómo se tienen que jugar los Clásico y, pese que le tocó hacerlo esta vez en un clima y escenario adverso, compitió y tuvo algunas chances para ganarlo.

Un plan que le salió de la manera esperada a Kily, que se la jugó por su formación "ideal". Aquella que más frutos le dio en esta Copa de la Liga. Se la jugó por Enzo Roldán, que estaba limitado físicamente, a la vez que paró una formación con seis jugadores surgidos en las inferiores: Federico Vera, Franco Calderón, Nicolás Paz, Joaquín Mosqueira, Kevin Zenón y Jerónimo Dómina.

Esto sin contar que en el complemento entró por ejemplo Mateo Del Blanco. Un proyecto que se mantiene y que, pese a las complicaciones lógicas, al menos al momento de jugar este tipo de cotejos encuentra un plus. Mucha juventud para hacerle frente a la experiencia de Colón, que en este caso no prevaleció.

Un Unión que se sustenta actualmente en su trabajo formativo y que de apoco va dando sus frutos. Ya vendió por varios millones y podría hacerlo por muchos más.