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Jueves 14 de septiembre

Especies exóticas invasivas: un problema para la naturaleza y para la economía

Especies exóticas invasivas: un problema para la naturaleza y para la economía

En Argentina, la lista de especies exóticas invasivas que más problemas generan incluye a los castores, un tipo de ardilla, los estorninos y el ligustro, entre otras. Desempeñaron un papel clave en el 60% de las extinciones mundiales de plantas y animales.

Menos biodiversidad, pérdidas económicas y transformación de la identidad natural de un paisaje. La introducción voluntaria o accidental de especies exóticas invasoras en un ecosistema no sale gratis y sus impactos sobre el entorno alteran los equilibrios naturales a puntos muchas veces desconocidos.


Así se desprende del “Informe de Evaluación sobre las Especies Exóticas Invasoras y su Control” publicado esta semana por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES), que identifica a este fenómeno como “uno de los cinco principales impulsores directos de la pérdida de biodiversidad a nivel mundial” junto con el cambio de uso de los suelos, el cambio climático y la contaminación.

Se trata de la evaluación más completa jamás realizada en torno a la problemática de las especies exóticas invasoras en todo el mundo, con conclusiones importantes: la primera es que las especies exóticas invasoras han desempeñado un papel clave en el 60% de las extinciones mundiales de plantas y animales.

Los expertos señalaron que se han registrado más de 37.000 especies exóticas establecidas y que el 80 % de los países tienen objetivos relacionados con la gestión de especies exóticas invasoras en sus planes nacionales de biodiversidad. Sin embargo, solo el 17% tiene leyes o reglamentos nacionales que aborden específicamente estos problemas.

Un problema económico
Según la publicación del IPBES, en 2019 el costo económico global de las especies exóticas invasoras superó los 423 mil millones de dólares anuales, más que las estimaciones de los costos anuales globales de los desastres naturales. “Los costos anuales de las especies exóticas invasoras se han cuadruplicado al menos cada década desde 1970 y se prevé que los principales impulsores de este cambio empeoren en los próximos años”, aseguraron los expertos.

La investigación destaca además que el cambio climático “puede influir en la propagación de los invasores”, por ejemplo, a través de cambios en el rango de las especies, ya que el clima es un factor importante que determina dónde puede asilvestrarse una especie en un paisaje determinado. Cuando las especies invasoras se establecen y se propagan en una nueva área, empiezan a aparecer impactos muchas veces no previstos o inesperados, como cambios en las pirámides alimentarias de las especies nativas y en la propia configuración del paisaje. Hay estudios que vinculan la introducción de estas especies con mayor riesgo de incendios forestales.

¿Qué pasa en Argentina?
Si bien no existe una estimación global del impacto de las especies exóticas invasivas sobre la economía argentina, se sabe que muchas de estas especies producen efectos significativos sobre la biodiversidad nativa y serios impactos socioeconómicos, los cuales pueden ser intensos y persistentes sobre sectores vulnerables de la sociedad, según destaca el ministerio de Ambiente de la Nación.

“Muchas de las plagas y malezas que afectan la producción agrícola en Argentina son especies exóticas, en su mayoría introducidas de manera accidental. Lo mismo sucede con plantas invasoras que reducen el valor forrajero de las pasturas naturales y con las especies de fauna que consumen los depósitos de cereales y otros productos alimenticios”, alertaron desde ese ministerio.

 Existe un listado que reúne las 10 especies tanto de animales como de vegetales que mayor presión ejercen sobre los ecosistemas en las diferentes regiones de Argentina, que está encabezada por el castor (Castor canadensis) seguido por la ardilla de vientre rojo (Callosciurus erythraeus), el estornino pinto (Sturnus vulgaris), el visón americano (Neovison vison), la rana toro (Lithobates catesbeianus) y el caracol africano gigante (Achatina fulica). A ese listado se le agregan el ligustro (Ligustrum lucidum) y el lupino arbustivo (Lupinus arboreus).

 Ante esto, el país cuenta con una “Estrategia Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras (ENEEI)”, elaborada en el marco de la Estrategia Nacional sobre la Diversidad Biológica y el Plan de Acción 2016–2020 (ENBPA), que establece un conjunto de objetivos específicos orientados a desarrollar y fortalecer la prevención y el manejo de estas especies en el territorio nacional, como parte de las acciones tendientes a la conservación y uso sostenible de la biodiversidad.

fuente: Aire de Santa Fe